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Alimentación

Por Maria Elizabeth

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La alimentación es el conjunto de acciones mediante las cuales se proporcionan alimentos al organismo, aporta sustancias que denominamos nutrientes, que necesitamos para el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades. La alimentación no solamente tiene un impacto físico en nosotros, sino también mental.

La principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos, como cereales, legumbres, frutas y vegetales, así como productos lácteos. Pero, además, necesita otros nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales, ácidos grasos y proteínas.

La composición de cada comida tiene un efecto directo en la producción de las señales químicas del cerebro. Estas sustancias, responsables de la transmisión de información a lo largo del sistema nervioso, son los llamados neurotransmisores, y pueden modularse en parte por nuestra alimentación. Por medio de ella podríamos influir sobre nuestro humor y comportamiento, ayudar a aliviar la depresión, la ansiedad, la neurosis y los trastornos del sueño.

 

Cada uno de los neurotransmisores existentes tiene una misión específica. Para formarlos, se requieren determinados nutrientes que proporcionan los diferentes alimentos. Por ejemplo, los lácteos, huevos, pescados, carnes, legumbres, frutos secos y frutas aportan una sustancia denominada triptófano, imprescindible para sintetizar un neurotransmisor denominado serotonina, que está relacionada con las emociones, la depresión, el control de la temperatura, del hambre y del sueño. Así, un déficit de serotonina podría implicar un fallo en los circuitos que requieren esta sustancia.

El alimentarnos correctamente nos traerá cambios significativos, como mejorar nuestro estado de ánimo, pensar más rápido, tener una mejor memoria y un aumento en la concentración.

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Además de una alimentación correcta, es importante beber de 1.5 a 2 litros de agua al día para mantener el cerebro hidratado. También es conveniente el ejercicio y procurar realizar comidas ligeras y frecuentes.

Pero, es importante también saber qué sucede con nuestro cerebro al momento de alimentarnos con comida chatarra. En primer lugar, la comida chatarra nos engaña haciéndonos pensar que no es comida pesada. La comida chatarra utiliza una astuta variedad de contrastes sensoriales para que nuestra experiencia al consumirla sea placentera.

Luego está la composición nutricional de la comida chatarra, ahí es donde los fabricantes de comida investigan y desarrollan exactamente la combinación correcta de azúcar, sal y grasa para estimular nuestro cerebro y dejarnos atrapados en el hábito de la comida chatarra. Lo mismo ocurre con los alimentos procesados ​​que también debes evitar.

Comer un exceso de alimentos grasos y dulces puede aumentar el nivel de insulina de una persona. Esto hace que los músculos, la grasa y las células del hígado ya no respondan a la hormona. Las investigaciones indican que someter al cerebro a una gran cantidad de insulina puede hacer que deje de responder a la hormona. Esto, a su vez, restringe su capacidad para pensar y crear nuevos recuerdos.

La comida chatarra puede ser una forma rápida de aliviar el hambre (y el antojo), pero después desearás algo mucho más importante: claridad en tu mente.

No solo te hará sentir desinteresado mientras intentas lo contrario, sino que también hará todo lo posible para hacerte olvidar todos los intentos de pensamiento cognitivo y te convencerá de irte a la cama (el famosísimo mal de puerco). La comida chatarra puede deprimirte, especialmente si comes mucha. Así que tómate el tiempo para cocinar y comer algo que alimente tu cerebro y le dé la energía para tener horas significativas, no solo horas tontas e improductivas.

Algunas investigaciones demuestran que los mejores alimentos para el cerebro son los mismos que protegen el corazón y los vasos sanguíneos, incluidos los siguientes: 

  • Vegetales de hoja verde: Las verduras de hoja verde como la col rizada, la espinaca, la col y el brócoli son ricas en nutrientes saludables para el cerebro como la vitamina K, la luteína, el ácido fólico y el betacaroteno. La investigación sugiere que estos alimentos de origen vegetal pueden ayudar a retrasar el deterioro cognitivo.

  • Pescado grasoso: Los pescados grasos son fuentes abundantes de ácidos grasos omega-3, grasas insaturadas saludables que se han relacionado con niveles sanguíneos más bajos de beta-amiloide, la proteína que forma agregados dañinos en el cerebro de las personas con enfermedad de Alzheimer. Se recomienda comer pescado al menos dos veces por semana y elegir variedades con bajo contenido de mercurio, como salmón, bacalao, atún claro enlatado y abadejo. 

  • Bayas: Los flavonoides, los pigmentos vegetales naturales que dan a las bayas sus tonos brillantes, también ayudan a mejorar la memoria, según muestra una investigación. Un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women's Hospital de Harvard encontró que las mujeres que consumían dos o más porciones de fresas y arándanos cada semana demoraban el deterioro de la memoria hasta dos años y medio.

  • Té y café: La cafeína en la taza de café o té matutino puede ofrecer algo más que un impulso de concentración a corto plazo. En un estudio de 2014 publicado en The Journal of Nutrition, los participantes con un mayor consumo de cafeína obtuvieron mejores resultados en las pruebas de función mental. La cafeína también podría ayudar a solidificar nuevos recuerdos, según otra investigación. Los investigadores de la Universidad Johns Hopkins pidieron a los participantes que estudiaran una serie de imágenes y luego tomaran un placebo o una tableta de cafeína de 200 miligramos. Más miembros del grupo de cafeína pudieron identificar correctamente las imágenes al día siguiente.

  • Nueces: Las nueces son excelentes fuentes de proteínas y grasas saludables, y un tipo de nuez en particular también podría mejorar la memoria. Un estudio de 2015 de UCLA relacionó un mayor consumo de nueces con mejores resultados en las pruebas cognitivas. Las nueces son ricas en un tipo de ácido graso omega-3 llamado ácido alfa-linolénico (ALA). Las dietas ricas en ALA y otros ácidos grasos omega-3 se han relacionado con una presión arterial más baja y arterias más limpias. Eso es bueno tanto para el corazón como para el cerebro.

Ahora lo sabes, esperamos que esta información te sirva a la hora de elegir tus alimentos.

Cuidar de tu cerebro, it's a no brainer!

Información obtenida de:

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©2022 por Maria Elizabeth

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